lunes, 26 de agosto de 2013

ReNaCeR

Cuando vi todo perdido, hoy he vuelto a renacer, yo no escribo para que lean, yo escribo para los que realmente quieran, se que no soy experta ni mucho menos, pero es mi forma de expresar mis sentimientos. Quizás es una forma atolondrada, pero a mi me agrada y creo que con eso basta.
Hay tantas historias que me gustaría contar, pero mi mente alborotada no deja pasar. Seguiré una idea, espero llegar al fin con ella.
Si alguien (cosa que dudo) llega a leer esto, lo agradezco!! se que están haciendo un gran esfuerzo XD

jueves, 21 de abril de 2011

El BaRrAnCo DeL bOsQuE


Camino por un bosque muy bello, en el veo cosas que ocurren que no son muy buenas, pero la ignoro y trato de concentrarme en las cosas bellas de este lugar, respiro hondo y miro la imponente fuerza de la naturaleza y le temo hasta cierto punto, pero soy feliz en este lugar.
Un día, en una de mis largas caminatas por este lugar, en el que viví muchas cosas  y  tuve muchos sentimientos (algo que es muy extraño para mí), luego las cosas se pusieron más intensas, ya no caminaba por aquel bello lugar, yo corría desesperadamente, ya ni siquiera podía notar lo bello de vivir ahí.
Corrí con todas mis fuerzas, tenía que recorrer lo que más pudiera, había muchos que tenían expectativas puestas en mí y yo no debía defraudarlos, pero de tanto correr, me caí.
Me caí en un barranco, me logre sujetar con ambas manos de la orilla, pero mi peso me jugó una mala pasada, mis uñas comenzaron lentamente a doblarse, el dolor fue en aumento, me caía, y mis manos eran las únicas que me mantenían con vida, poco a poco las uñas se me fueron saliendo de los dedos, la sangre ablandaba la tierra, más sufría por no poder afirmarme, el barranco trata de absorberme, pienso en estos instantes en dejarme caer y terminar con esta larga carrera, al soltarme nadie podría culparme de no cumplir las expectativas, pero No!, debo seguir aunque mis dedos no vuelvan a funcionar más, retomo mis fuerzas, y con mis piernas intento equilibrarme para subir, voy teniendo éxito, luego de algunos días logro salir del barranco, mis manos están muy dañadas, pero continuaré.
Miro el barranco y le digo "espérame, se que volveré a caer en ti, pero otra vez luchare por salir, y al final de mis días me entregaré a ti, y ya no me perseguirás, porque me tendrás por la eternidad"

Veo el bello bosque y me siento feliz de seguir en el, todo vuelve a ser igual que siempre, al poco tiempo vuelvo a esta carrera infernal por el bosque, y sé que en cualquier momento caeré en el barranco otra vez, y espero que no sea la última, porque de no estar en este barranco cada cierto tiempo, no podría valorar lo bello de mi bosque encantado.

jueves, 7 de abril de 2011

BaBy H. p.

Indagando en un tema que me gusta mucho, la bioelectricidad, encontre una noticia sobre estudios en el instituto alemán de investigación Fraunhofer que decia asi:

"Energía eléctrica a partir del cuerpo humano

Científicos del instituto alemán de investigación Fraunhofer desarrollaron un método para generar electricidad a partir del calor que emana el cuerpo humano. Esta nueva tecnología tiene múltiples usos comerciales.

El cuento Baby H.P. de Juan José Arreola, que describe un aparato con el que las amas de casa pueden convertir en fuente generosa de energía las pataletas de sus hijos, ya es una realidad. En 1952, cuando el escritor mexicano escribió tal narración, la sola idea de que existiera un aparato que generara, a partir del calor corporal, energía eléctrica, era mera ciencia ficción, algo impensable..."

Es así como decidí publicar este entretenido cuento, espero que lo disfruten :-)

Baby H. P.

Señora ama de casa: convierta usted en fuerza motriz la vitalidad de sus niños. Ya tenemos a la venta el maravilloso Baby H.P., un aparato que está llamado a revolucionar la economía hogareña.
El Baby H.P. es una estructura de metal muy resistente y ligera que se adapta con perfección al delicado cuerpo infantil, mediante cómodos cinturones, pulseras, anillos y broches. Las ramificaciones de este esqueleto suplementario recogen cada uno de los movimientos del niño, haciéndolos converger en una botellita de Leyden que puede colocarse en la espalda o en el pecho, según necesidad. Una aguja indicadora señala el momento en que la botella está llena. Entonces usted, señora, debe desprenderla y enchufarla en un depósito especial, para que se descargue automáticamente. Este depósito puede colocarse en cualquier rincón de la casa, y representa una preciosa alcancía de electricidad disponible en todo momento para fines de alumbrado y calefacción, así como para impulsar alguno de los innumerables artefactos que invaden ahora los hogares.
De hoy en adelante usted verá con otros ojos el agobiante ajetreo de sus hijos. Y ni siquiera perderá la paciencia ante una rabieta convulsiva, pensando en que es una fuente generosa de energía. El pataleo de un niño de pecho durante las veinticuatro horas del día se transforma, gracias al Baby H.P., en unos inútiles segundos de tromba licuadora, o en quince minutos de música radiofónica.
Las familias numerosas pueden satisfacer todas sus demandas de electricidad instalando un Baby H.P. en cada uno de sus vástagos, y hasta realizar un pequeño y lucrativo negocio, trasmitiendo a los vecinos un poco de la energía sobrante. En los grandes edificios de departamentos pueden suplirse satisfactoriamente las fallas del servicio público, enlazando todos los depósitos familiares.
El Baby H.P. no causa ningún trastorno físico ni psíquico en los niños, porque no cohíbe ni trastorna sus movimientos. Por el contrario, algunos médicos opinan que contribuye al desarrollo armonioso de su cuerpo. Y por lo que toca a su espíritu, puede despertarse la ambición individual de las criaturas, otorgándoles pequeñas recompensas cuando sobrepasen sus récords habituales. Para este fin se recomiendan las golosinas azucaradas, que devuelven con creces su valor. Mientras más calorías se añadan a la dieta del niño, más kilovatios se economizan en el contador eléctrico.
Los niños deben tener puesto día y noche su lucrativo H.P. Es importante que lo lleven siempre a la escuela, para que no se pierdan las horas preciosas del recreo, de las que ellos vuelven con el acumulador rebosante de energía.
Los rumores acerca de que algunos niños mueren electrocutados por la corriente que ellos mismos generan son completamente irresponsables. Lo mismo debe decirse sobre el temor supersticioso de que las criaturas provistas de un Baby H.P. atraen rayos y centellas. Ningún accidente de esta naturaleza puede ocurrir, sobre todo si se siguen al pie de la letra las indicaciones contenidas en los folletos explicativos que se obsequian en cada aparato.
El Baby H.P. está disponible en las buenas tiendas en distintos tamaños, modelos y precios. Es un aparato moderno, durable y digno de confianza, y todas sus coyunturas son extensibles. Lleva la garantía de fabricación de la casa J. P. Mansfield & Sons, de Atlanta, Ill.
FIN

Fuentes:
Cuento de: Juan José Arreola
Noticia: extracto obtenido de http://www.dw-world.de/dw/article/0,,2730409,00.html 

domingo, 3 de abril de 2011

QuIeN a De CrEeR eN eStA hIsToRiA?

 Es muy interezante que pesé al tiempo que paso aún recuerde esta historia, es bastante extraña y no tiene mucho sentido, pero aqui se las dejo.

" Fortuna, velut Luna statu variabilis, semper crescis  aut decrescis; vita detestabilis nunc obdurat et tunc curat ludo mentis aciem, egestatem, potestamem dissolvit ut glaciem."






Susana miraba desconcertada todo lo que ahí pasaba, se encontraba en un viñedo muy peculiar, este tenía forma de espiral, en el centro habia una zanja, por donde se supone pasa el agua lluvia. Este viñedo pertenece a Don Esteban Errazuriz, el padre de Adrian. Susana no logra comprender, lo que ella paso no fue una simple alucinación, fue algo vivido, sus piernas y manos se encontraban muy heridas. Llegó la ambulancia, la traslado al hospital que se encontraba en el pueblo siguiente. Llenaron de calmantes a Susana, Hector la acompaño, no sabía si su sentimiento era de culpa o algo más, pero necesitaba estar cerca.
Mientras Erick y Dann, analizaban la situación, escucharon que una mujer había sido atacada en la carretera, a esta desconocida la trasladaron al mismo hospital que Susana. Erick, comenzó su búsqueda en libros e internet sobre esta extraña leyenda, pero no conseguía nada útil. Mientras Dann desesperado por lo ocurrido a u prima decide comer los frutos y pedir su deseo, al mascarlos pensó en Diana, una compañera de universidad, de la cual él siempre estuvo enamorado, y deseo “Deseo que mi prima Susana mejore su salud”.
En el hospital, Susana despierta súbitamente, Héctor se sobresalta “Estas bien Susana, ¿quieres que llame al doctor?”. Ella lo mira extrañada y contesta “no, la verdad es que me siento bastante bien ahora, es un poco extraño.” “Gracias Héctor por acompañarme, creo que te había juzgado mal” Susana le sonríe. Entro una enfermera al cuarto que la examino y dijo “bueno has tenido una recuperación casi milagrosa, cuando el médico firme el alta podrás irte a tu casa” se llevo unos papeles y se fue.
En la mañana temprano Susana fue dada de alta, su madre había llegado de su trabajo nocturno muy preocupada por su hija, al verla bien se calmo y hasta la reto por el susto que la hizo pasar.
Llegada la noche Dann estaba muy contento con la recuperación de su prima, y todos estaban en su casa, la madre de Susana se despidió y se fue a su trabajo pidiéndoles que por favor no le volvieran a dar un susto como el de la noche anterior. Todos reían y Dann contaba historias muy chistosas, ya después de un buen rato Susana dice “chicos fue un gusto compartir con ustedes pero me voy a descansar, cuiden la casa y pórtense bien” Héctor se levanta de un salto y le dice “yo te ayudo a subir”, debido a esta reacción Erick y Dann estallaron en griteríos como “¡uy! si está enamorado” “La primavera se siente en el aire” entre otras cosas. Susana sonrió sutilmente y tomo la mano de Héctor para que este la ayudara a subir, Héctor algo sonrojado por los gritos de los chicos se apuro a ayudar a Susana.
 En eso comienzan a sentirse gritos y sonidos de sirenas desde fuera de la casa, Dann y Erick muy extrañados salen a ver qué es lo que ocurre. Lo que ahí pasaba dejó frio a Dann, eran otra vez el viñedo Errazuriz, pero esta vez del viñedo, sacaban a una muchacha muy mal herida, y esa muchacha era Diana. Dann se sintió cayendo de un acantilado, Erick observo a la muchacha y miró a Dann, esté se encontraba muy pálido, “tranquilo amigo, la muchacha estará bien” lo anima Erick. “no lo entiendes Erick, yo anoche pedí mi deseo, pedí la mejora de Susana y pensé en esta muchacha, Diana”, El rostro de Erick palideció también, tomo a Dann y le empujo hacia la ambulancia, dijeron conocerla, mientras Dann llamaba a los padres de Diana, nadie entendía como la muchacha que se encontraba durmiendo en su casa en la ciudad a unos cientos de kilómetros termino ahí.
Mientras tanto estos hechos ocurrían, Héctor y Susana conversaban, Héctor le confesó a Susana que él se sentía muy culpable por lo que a ella le había ocurrido, por que cuando el pidió el deseo había pensado en ella. Ella le acaricio el rostro muy suavemente y dijo “eso es lo más dulce que me has dicho desde que te conocí, no te preocupes eso de los deseos no es real” él tomo la mano de  Susana, la acerco a su corazón, le pidió disculpas por todo lo estúpido que alguna vez le había dicho, se acerco y la beso en los labios. Ella respondió muy fogosamente a ese beso, y como si una cosa llevara a la otra terminaron durmiendo juntos.
A la mañana siguiente la despierta el sonido del teléfono, era Dann que les contaba lo que había ocurrido la noche anterior, horrorizada por la noticia despierta a Héctor y le cuenta, ambos salieron lo más pronto posible al hospital, de camino se enteran que durante la noche hubieron dos ataques más a mujeres y que ambas estaban muy lastimadas.  Ahora si el pánico aumento entre ellos, se acordaron de la historia y decidieron averiguar más sobre eso.
Diana despertó y el primer rostro que vio fue el de Dann, este le explico que la encontraron en el viñedo y le pregunto si ella se acordaba como llego ahí, Diana lo miro con desconcierto “lo único que recuerdo fue haberme ido a dormir y de pronto comencé a tener esta pesadilla, me encontraba en un bar muy extraño, lleno de gente desagradable, un hombre comenzó a seguir, y pese a que corrí… (sus ojos se llenaron de lagrimas)… el me atrapo y me puso en una mesa de tortura y comenzó a hacerme estos cortes… grite hasta desmayarme… y al despertar… me alegro de verte a ti, ahora sé que estoy segura” lloro un buen rato mientras Dann la abrazaba y la consolaba, los Padres de Diana se demoraron en llegar y tampoco comprendían que fue lo que ocurrió ahí.
Los médicos autorizaron el alta de Diana, pero debía quedarse cerca en caso de emergencia, Susana le ofreció su casa a los padres de Diana, estos le agradecieron su hospitalidad, y le informaron que ellos tenían un viaje de negocios pendiente, los chicos se ofrecieron a cuidar a Diana, agradecidos los padres de Diana se despidieron e informaron que estarían de vuelta en dos días.
Erick se introdujo de lleno en averiguar más sobre aquella historia, que para este momento ya se había vuelto muy extraña, Héctor y Susana también ayudaban en la investigación, claro que no avanzaban mucho entre besos, abrazos y siempre terminando en la cama. Dann cuidaba de Diana está mejoro notablemente en esos dos días, los ataques a mujeres empeoraban en la carretera, el numero de atacadas se elevaba a 10 y lo peculiar es que las 10 quedaron embarazadas, pero todas quedaron al borde de morir.
Suena el teléfono, Susana contesta, es una mujer que le informa que los padres de Diana habían muerto en un accidente aéreo, Diana decayó los gritos de dolor se escucharon por todo el pueblo, solo dejaba cerca a Dann, no quería estar ni ver a alguien más.
Los 5 chicos asistieron a los funerales, todos apoyando a Diana. En el funeral se le acercó la mejor amiga de Diana, una hermosa joven de cabello negro, ojos azules, piel muy blanca, de muy linda figura, llamada Marina. “mi más sentido pésame, amiga, sabes que estoy dispuesta a apoyarte en lo que necesites” Diana la miró con sus ojos llenos de lagrimas y abrazo a su amiga.  Marina era teóloga, se habían hecho las mejores amigas, cuando Diana hizo parte de sus estudios en el cuerpo de  la madre de Marina, ya que esta lo había donado a la ciencia, pero ella había exigido estar presente cuando trabajaran en su madre, debido a la fortuna que heredo está se lo permitieron, aparte que tenía muchos buenos contactos.
A Diana esto le llamo mucho la atención y así se hizo amiga de Marina.
Marina decidió arrendar una casita en el pueblito, para acompañar a su amiga, debido a las extrañas cosas que le estaban ocurriendo, Erick se enamoro por primera vez en su vida, la belleza de Marina lo cautivo, el conversaba largas horas con Marina y le conto la leyenda local, de los frutos rojos. Marina recordó haber visto algo relacionado con ello y realizó un viaje de emergencia a Roma.
Los ataques cesaron dejando a 11 mujeres en coma y embarazadas, todas las mujeres tenían entre 20 y 29 años, la policía trato de crear un perfil, al atacante en serie, pero no lograron absolutamente nada.
Pasaron tres meses desde lo ocurrido a Susana, y esta se entera que está embarazada de Héctor, lo cual causa un gran pánico entre las familias. Unos días después resulta que Diana también está preñada, está noticia hace volver súbitamente a Marina de Roma.
A su llegada todos esperaban muy ansiosos, pero Marina llego, tomo del brazo a Erick y se lo llevo precipitadamente a su casa, una vez allí ella dijo “lamento ser tan misteriosa, pero lo que he averiguado es horrible, esta diosa a quien le realizan los sacrificios, se alimenta del lívido de las personas creando una cosecha de 14 bebes, a los cuales consume inevitablemente, cada persona que pida un deseo tendrá un bebe, y el lívido que se produzca en esas personas creara bebes idóneos para el demonio, según mis cálculos solo faltan dos deseos y un solo bebe. Uno de los deseos es de Susana, la cual ya está esperando, y el último deseo es tuyo… ¿los has pedido ya?” Erick muy desconcertado con toda la información entregada, contesto “eeee… no, yo he pedido mi deseo”.
“Erick este demonio es muy poderoso, nadie sabe aun como detenerlo, pero tratara de muchas maneras que tu pidas ese deseo, debes cuidar a lo que tu mas amas, por qué será lo primero que atacará, el nacimiento de los bebes deben ser muy seguidos, por lo tanto en estos días el demonio te tentara, ¡escúchame bien! Bajo ninguna circunstancia debes pedir ese deseo, ¿quedo claro?” Erick muy desencajado asintió con la cabeza.
Luego de aquella conversación Marina organizo una recepción en su casa para celebrar su regreso, aunque la realidad es que quería tenerlos a todos cerca por que en cualquier minuto el demonio atacaría. Pese a las circunstancias Héctor se encontraba muy feliz con Susana, ellos no tenían ni la menor idea que era parte de un gran plan malvado, que había sido planeado por el señor Errazuriz, para ser la persona más poderosa del mundo.
Durante la recepción todos se encontraban felices, pero Marina siente una presencia extraña en su jardín, así que sale a ver qué ocurre. Un hombre grande y fuerte la toma por la espalda Marina lucha con toda su fuerza y grita pidiendo ayuda, Erick la escucha y sale al jardín detrás  Dann lo sigue y ambos ven como este sujeto se lleva a Marina. Erick corre detrás del sujeto mientras Dann corre a avisar a Héctor para que lo ayude, Susana llama  la Policía y todos se dirigen hacia los viñedos.
Cuando Erick llega a los viñedos ve, mucha gente con capuchas en torno a una especie de altar, en el cual se encontraba amarrada Marina. Frente a toda la gente sale el Gran Esteban Errazuriz quien llevaba su rostro descubierto y comenzó a gritar “oh, gran diosa benevolente, he aquí nuestro sacrificio hacia ti, está es la mujer que tiene la fuerza para traerte de vuelta a la vida, cuando vuelvas a caminar por estas tierras todo mejorara para nosotros tus hijos queridos” Erick interrumpe con un grito “¡Están locos! Este demonio solo los utiliza jamás les dará lo que ustedes quieren, lo único que están haciendo son tonterías, dejen libre a Marina, ella no es importante”
“Te equivocas muchacho, la sangre de esta muchacha es muy valiosa, todo esto fue planeado muy delicadamente, para atraer a esta mujer a nosotros, y ahora lo hemos conseguido. Ahora eres tu el que debe decidir, vienes acá y tomas a esta mujer como tuya, frente a los ojos de nuestra benevolente diosa, o pides tu deseo y dejas que el sirviente de nuestra diosa lo haga” Errazuriz apunta al ser deforme lleno de vendas en su cuerpo. “No lo hagas nada Erick, es la única manera de detenerlos” grita angustiada Marina. Pero de pronto “Erick, debes hacerlo es por el bien de nuestro pueblo, todos estos sacrificios son por nuestro bien estar” Erick horrorizado gira su rostro para ver que quien le hablaba era su madre, su propia madre era parte de todo esto como era posible.
A su alrededor los encapuchados comienza a tener sexo, unos con otro, y ve como sus amigos también lo hacían, Erick no puede entender lo que pasa allí, todo era tan atroz, tan desagradable, sus amigos, su propia madre, como era posible que todo llegara a ese triste final. Sus manos tiemblan, el sudor cae por su rostro, en eso se da cuenta que la hija de Errazuriz también estaba embarazada, todo tenía sentido, al tomar a Marina, esta quedaría embarazada de la diosa, la cual necesita a estos 14 bebes para alimentarse. Como él puede detener todo esto, era él o el sucio demonio, quien debía procrear en Marina.
No le quedan alternativas, sube por el viñedo, todos lo aclaman mientras siguen teniendo sexo, le muestran de muchas maneras distintas como complacer a Marina, el totalmente desalmado sigue subiendo. Marina lo mira y le dice “No lo hagas, aun hay opción, mátame, es la única manera que esto termine” Erick la mira en sus ojos no hay siquiera un brillo, su mirada era fría y distante “Esto no se puede detener querida, te escogí desde el día que naciste para ser mi madre, ahora relájate, este muchacho que escogí para ser mi padre es muy bueno, no te hará sufrir, y tu carne es muy deseable para él”.
“¡No! No puede tener más poder que mi padre, ¡aléjate!” Grita furiosa Marina, mientras  Erick se desnuda, y habla en una lengua extraña, este se sube al altar y comienza a besarla mientras rasga el vestido de Marina, ésta no deja de gritar pidiendo ayuda. Un haz de luz hace despertar a Erick, el se mira y ve a Marina llorar de rabia e impotencia, ve a todo el pueblo lleno de lívido gritando y cantando a su alrededor, ve a Errazuriz violar una y otra vez a su propia hija. Mira hacia el cielo y exclama “si hay alguien ahí, por favor ayúdame”. De pronto un frio comienza a recorrer desde su pecho hacia todo su cuerpo, Marina había logrado soltarse, tomo una daga y le atravesó el corazón a Erick. Él la mira con sus ojos llenos de amor y le dice “Gracias”. Marina muy angustiada trata de huir, pero la gente del pueblo no se lo permite y le ordenan  a  Adrián que tome el lugar de Erick, este muy asustado lo hace, esta vez Marina no sabe qué hacer. Todo para ella parecía acabar, pero de pronto una luz brillo con gran fuerza, cegando a Adrián, y de ella una voz, que parecía ser la de una mujer “¿Creías que te saldrías con la tuya?, está es una hija de Erdap y un simple demonio como tú no puede poseerla” la luz brillo con más fuerza, sintiéndose como una explosión. Todos quedaron desmayados, Marina despertó en su cama en Roma, muy desconcertada con lo ocurrido.
Los ciudadanos del pueblito volvieron a su vida normal, el señor Errazuriz fue sentenciado a cadena perpetua por el asesinato de Erick, y su amigos no tienen ningún recuerdo de aquella noche, el viñedo fue destruido, ahí solamente hay cenizas. Las mujeres atacadas, despertaron del coma y la mayoría decidió quedarse con sus hijos. Susana y Héctor llamaron a su hijo Erick y luego de unos años se divorciaron. Diana Y Dann jamás se casaron, criaron a su bebe a la cual llamaron Marina, hasta hoy jamás supieron que le ocurrió a Marina, ya que esta desapareció súbitamente del mapa, por más esfuerzos que realizaron por encontrarla, jamás lo hicieron.

sábado, 16 de octubre de 2010

QuIeN a De CrEeR eN eStA hIsToRiA?

De cierta manera extraña esta historia a llegado a mi y no se cual a sido la necesidad imperiosa que me ha llevado a escribirla, pero ya está, acá la tienen...

"ex nihilo nihif fuit" (nada puede venir de la nada)

 

En una villa construida a las afueras de la ciudad, hay unas casitas muy bonitas y todas iguales, a las cuales a llegado una nueva familia, una mujer junto a sus dos jóvenes hijos, de unos 18 años tal vez, con alguna características similares. Pasado un tiempo, Hector uno de los hermanos, diviso a la extraña chica que vivía dos casas frente a la suya, una muchacha de estatura media, muy pálida, de cabello oscuro, con unos dientes sobresalientes de su cavidad bucal, siempre andaba encorbada, y no compartia con la gente del barrio, está salia muy temprano y volvía cuando ya se encontraba muy oscuro. Esto llamó la atención de Hector, quien recurrió a contarle lo visto, a su hermano Eric. Este joven estudioso y siempre preocupado de su carrera en la Universidad no alentó la curiosidad de Hector, diciéndole "Preocupate mejor, de estudiar para la PSU, que si no quedas en la Universidad está vez, tendrás que buscar un empleo y dejar de molestar a mamá de una vez por todas".
Hector muy molesto por las palabras de su hermano salió a caminar pensando para si: "quien se cree este imbécil para hablarme así? si fui yo quien nació primero, todo por que es un aburrido... vive metido entre sus odiosos libros... Siempre demostrándole a mamá lo mejor que es él... no puedo creer que sea mi hermano! si es tan distinto a mi..." De pronto vio a la extraña muchacha camino a su casa, pero estaba tan furioso por culpa de su hermano, que decidió atacarla verbalmente: "oye tu bicho raro, que haces fuera de tu jaula?, te dejaron salir del laboratorio o te escapaste?, llamare a los exterminadores para que te desaparezcan bicho asqueroso! La muchacha lo miro con unos intensos ojos de color azul, por un segundo Hector sintió como si puñales le atravesaran el pecho, luego volvió a su camino alejándose tan tranquila como venia, ignorando por completo a Hector.
Hector prosiguió su camino analizando esa mirada penetrante e inquietante.
Llegó el verano, el calor era insoportable, Eric estaba terminando sus examenes y podría disfrutar de unas bien merecidas vacaciones, a Hector se le había hecho costumbre pasar fuera de casa, se hizo de muchos amigos, los cuales tenían grandes cantidades de dinero. Unos de ellos se llamaba Adrián, su padre poseía muchas acciones y viñedos, era por así decirlo, el más rico del pueblo.
Una vez que Erick había terminado con sus estudios, comenzó a pasear por el sector y se fijo en la casa de la cual su hermano había mencionado a la extraña muchacha, pero de ella no salia una chica, sino un joven de unos 20 años, alto, de cabello ondulado, muy pálido, de ojos verde esmeralda, muy alegremente saludo a Erick diciendo: "Hola! son nuevos?, está casa estuvo vacía por algún tiempo... ah lo siento me llamo mi nombre es Dann, soy primo de Susana vengo todos los veranos a verla desde que era un niño pequeño y feo... jajjajajaja... y ahora que soy guapo sigo viniendo...jajjajajaj...." Ambos explotaron en risas, a Erick le cayó bien este joven, el cual lo invito de inmediato a una fiesta, le contó que el estudiaba medicina, pero que esa  carrera lo tenía sin vida social.
Así fue como terminaron en una fiesta en casa de Adrián, entre el alboroto Eric vio a su hermano Hector, se acercó y le presentó a Dann, conversaron durante horas, y de pronto, Eric se encontraba sólo, Hector y Dann se habían ido con una hermosas chicas. A Eric le costaba mucho ligar, debido a su falta de chispa, es por eso que prefería estudiar mientras su hermano era un conquistador. Se marchó a casa, por el camino se cruzo con una hermosa plaza y decidió recorrerla. Sus ojos no podían creer lo que veían, era la muchacha que describió su hermano, sentada en el césped, absorta en un cuaderno, en el cual escribía muy rápidamente, la curiosidad le gano a Eric, tuvo que acercarse. Susana  sintió la presencia y de un salto se levanto entre sus manos tenia un gas pimienta listo para usar, exclamando: "No te atrevas a acercarte más o te irá muy mal!" Eric retrocedió diciendo: "tranquila! soy tu vecino, sólo quería saludar"
Susana le dio una mirada devastadora, tomo sus cosas y se marchó. Eric dijo: "espera, ¿puedo acompañarte? también me dirijo a casa" 
Ella se detuvo, voltio "eres el hermano del estúpido que me insulto!, veo que no te pareces al él, puedes caminar  junto a mi, pero ni creas que te hablare!"
Eric camino en silencio junto a ella, hasta que llegaron a casa, él pronuncio "gracias por la compañía, espero volver a caminar junto a ti" con una sonrisa se despidió. Susana se detuvo un momento , volvió su mirada hacia él, y sonrió también, luego volvió a su camino.
A la tarde del día siguiente, encontró a Dann sentado en el comedor de su casa, conversando con Hector de una historia fantástica, se incorporó escuchando a Dann y éste decía: "Hay un cristal con forma de espiral y color sangre que si tú entierras en tu jardín de él saldrá una parra de la cual saldrán frutos de un color rojo, rojo como sangre. Cuenta la historia que si tomas 14 frutos, los comes a la vez que piensas en tu verdadero amor y pides una deseo, una diosa te los cumplirá, sea lo que sea que le pidas, hasta la inmortalidad, pero si aún con eso no estás satisfecho, debes crear un canal que posea forma de espiral, y con 14 personas de buen corazón alrededor elevaran suplicas a la diosa, la cual con el fluir del agua se hará presente y te concederá todo lo que anheles, inclusive el poder de escoger quien vive y quien muere" No puedo creer que exista una historia tan boba- interrumpe Eric- "yo no creo que sea tan boba, yo he visto ese cristal y el fruto" aclara Hector. Dann y Eric quedan estáticos con cara de sorpresa y pasado un momento estallan en risas y palabrotas bofandose de Hector y su credulidad, Dann aguantando la risa dice "esa historias se las cuentan a los niños par que se dediquen a buscar ese cristal y no molesten a lo adultos y sus conversaciones... jajajjajajja..." estalla nuevamente en risas.
Hector muy serio dice "si no me creen se los demostrare, están en la casa de Adrián, anoche las vi, mientras me llevaba a un lugar más solitario a María" Eric vio la seriedad en la cara de Hector y paró de reírse de golpe, Dann demoró un poco más en darse cuenta que solamente él reía, calmándose al paso de unos minutos. Eric se levanta ya que alguien toca a la puerta, es su extraña vecina Susana
quién dice "se encontrará mi primo aquí?" Dann grita "¡Pasa prima, en a chalar un momento!", Eric le hace un movimiento gentil, invitándola a pasar. Susana entra, no muy feliz y menos al ver a Hector "creo que es mejor que me vaya, el ambiente aquí no es muy grato y no me refiero a ti, Eric." Hector sintió su fría mirada y le dijo "¡quedate! estábamos hablando de un extraño cristal que vi en la casa de Adrián, el cual da un fruto rojo...." - interrumpe Susana-"rojo como la sangre, si conozco esa historia, pero no es verdadera"
Eric acercándose "Hector asegura haber visto el cristal y el fruto en casa de Adrián, ¿quieres acompañarnos? ¡para que veas la cara de vergüenza de Hector! cuando demostremos que esta equivocado" Susana sonríe sutilmente "ok, pero debe ser durante la noche, y si es así como dice Hector todos tomaremos los 14 frutos, les parece". Termina la frase mirando fijamente a Hector. Todos asienten.
Por la noche esos 4 jóvenes salen en busca de la leyenda, llegan a casa de Adrián, se pasan a los perros, suben por la pared lateral de la casa, llegan al garaje y suben a su techo, saltan al jardín y ahí frente a sus ojos un cristal con forma de espiral y color rojo sangre enterrado en el jardín y junto a él una parra, más alta de lo normal y en sus ramas más altas esa uva color rojo sangre, y de un tamaño mas grande que el promedio. Así es como deciden escalar la frágil parra y suben al techo de la casa, pero los perros despiertan al dueño de casa y comienzan a moverse las cosas dentro de la casa, los chicos se asustan, rápidamente sacan los 14 frutos y se escurren por la pared del otro lado cayendo al jardín vecino. Esperaron a que se calmaran las cosas y salieron de camino a su hogar, se detuvieron en aquella misma plaza "que sea Hector el primero en comerlas, y si le resulta a él, lo haremos los demás" dijo Susana con una sonrisa maliciosa en el rostro. Hector acepto el reto, tomo la uva y se la fue comiendo mientras en su mente pensaba "que se crea esta loser, que yo no soy capaz... es extraño... pero algo hay en ella que me gusta...jajajaj... pero obviamente no es algo físico... pero creo que si... me gusta... bueno ahora que debo desear....mm mm... eso... deseo ser aceptado por la mejor universidad y ser el mejor ingeniero mecánico que exista... si eso es ....jjajjajjaja..." y en ese momento dejó de comer la última uva, todos lo miraban atentamente y Dann le pregunto "¿En quien has pensado? en María! jajjajajajjaj"  Hector sobresaltado, se había dado cuenta que había olvidado pensar en su verdadero amor y dijo sonrojado "no, pensé en mi madre, que es aun mi único verdadero amor!" "jajajajjajajjajjajajja" resonaron las risas de todos y así se fueron a sus casas, diciéndole  a Hector que debía decir si se le cumplía su deseo.
Son las 8:15 hrs. en punto cuando suena el teléfono, y su madre grita ¡Hector! fuiste aceptado en la Universidad, Eric y Hector bajan rápidamente y encuentran a su madre danzando en la cocina, radiante de felicidad. Ella corre y abraza a Hector, y obliga a Eric a que lo haga también, Hector muy aturdido aun se acerca a Eric susurrandole "fue el deseo hermano, mi puntaje no daba para entrar ¿que haremos ahora?" Eric llama a Dann y Susana, les cuenta lo que le dijo Hector, quedaron atónitos "yo pensé que solo era una leyenda... ¿esto no puede ser?" dijo con la cara muy preocupada Susana. "esperemos a ver si no fue un error de la Unversidad, luego pediremos nuestros deseos" dijo tranquilamente Dann.
Aquella noche, la carretera se encontraba muy oscura, sólo los focos de un auto cada cierto rato, en un árbol un ser desforme, lleno de vendajes espera silencioso, tal como una leona a su presa. Cuando una distraida mujer va en su vehículo, se dirigía camino a su casa cuando el motor de su vehículo se detuvo, trato de hacerlo partir pero todos los esfuerzos fueron inútiles, tomo su teléfono llamo a emergencia, marco y de pronto el teléfono se encontraba muerto, no respondía "¡no puede ser, maldito teléfono!" tira el teléfono al suelo del coche, se decide a salir, abre el capot del coche, sale a ver si puede hacer algo y de pronto ve como este ser monstruoso salta sobre ella, la mujer pelea, golpea, pero esta cosa parece ser más poderosa. la toma y la viola, dejándola casi muerta a un costado de la carretera.
Mientras eso ocurría en la carretera Susana aparece frente a un bar, extrañada piensa que quizás dentro están sus amigos, entra a buscarlos, pero ahí hay mucha gente, tomando, gozando de la música, pero un sujeto la mira fijamente y se sonríe maliciosamente, susana comienza a caminar mas rápido buscando a alguien conocido, su corazón late muy rápidamente.
El sonido del teléfono despierta a Eric, es Dann "Eric, mi prima desapareció!, te lo digo desapareció! se vino a dormir, pase a molestarla y su cama esta toda desarmada, y tibia, pero ella no esta por ningún parte, no se que hacer, mi tía esta desesperada!" Eric despabila y dice "tranquilo ya vamos para allá" Despierta a Hector y se dirigen a casa de Susana, ahí constatan que ella parece que fue sacada de su cama. Salen en busca de ella.
Susana deseperada no sabe a donde ir, la gente del local empieza a asustarla de pronto ve a una mujeres amarradas a unas camas de forma vertical, todas golpeadas, la sangre estaba por todas partes, el sujeto cada vez reía más fuerte, Susana sale corriendo, ella era la siguiente, había una cama con su nombre en ella, grita y corre, ve como unos sujetos se injectan y de sus bocas sale una especie de espuma, la luces la desorientaban no sabía donde estaba, lo único que sabía es que debía correr, el sujeto cada vez está más cerca y en su mano lleva un mazo, la golpeará con él, Susana ve la puerta por la que entró corre, corre lo más rápido que sus piernas la dejan, va llegando a la puerta y el sujeto la toma del cabello, grita deseperada, de pronto ve una mano que viene de afuera la toma y la saca de ese lugar, mira a su alrededor y había mucha gente, ella lloraba y gritaba, era Hector quien la tenía en sus brazos y la consolaba. "tranquila, nos llamaron, estas alucinando, nada es real... tranquila"
Susana lo mira con los ojos hinchados de tanto llorar "no puede ser.... pero como"   

domingo, 27 de junio de 2010

H.p. LoVeCrAfT


                                                            

                               Howard Phillips Lovecraft 

Fue un escritor estadounidense, autor de novelas y relatos de terror y ciencia ficción. Se le considera un gran innovador del cuento de terror, al que aportó una mitología propia (los mitos de Cthulhu), desarrollada en colaboración con otros autores y aún vigente. Su obra constituye un clásico del terror cósmico materialista, una corriente que se aparta de la temática tradicional del terror sobrenatural (satanismo, fantasmas), incorporando elementos de ciencia ficción (razas alienigenas, viajes en el tiempo, existencia de otras dimensiones). Cultivó también la poesía, el ensayo y la literatura epistolar.

"He querido distinguir en esta ocasión a H.P. Lovecraft, al leer sus cuentos me transporta a otro mundo, y me inspira  a crear nuevas fantasía en mi mundo muy particular, para todos aquellos que vean esto, les dejo uno de mis cuentos favoritos de este distinguido autor..."


                                       La bestia en la cueva    
(H.P. Lovecraft)

La horrible conclusión que se había ido abriendo camino en mi espíritu de manera gradual era ahora una terrible certeza. Estaba perdido por completo, perdido sin esperanza en el amplio y laberíntico recinto de la caverna de Mamut. Dirigiese a donde dirigiese mi esforzada vista, no podía encontrar ningún objeto que me sirviese de punto de referencia para alcanzar el camino de salida. No podía mi razón albergar la más ligera esperanza de volver jamás a contemplar la bendita luz del día, ni de pasear por los valles y las colinas agradables del hermoso mundo exterior. La esperanza se había desvanecido. A pesar de todo, educado como estaba por una vida entera de estudios filosóficos, obtuve una satisfacción no pequeña de mi conducta desapasionada; porque, aunque había leído con frecuencia sobre el salvaje frenesí en el que caían las víctimas de situaciones similares, no experimenté nada de esto, sino que permanecí tranquilo tan pronto como comprendí que estaba perdido.
Tampoco me hizo perder ni por un momento la compostura la idea de que era probable que hubiese vagado hasta más allá de los límites en los que se me buscaría. Si había de morir -reflexioné-, aquella caverna terrible pero majestuosa sería un sepulcro mejor que el que pudiera ofrecerme cualquier cementerio; había en esta concepción una dosis mayor de tranquilidad que de desesperación.
Mi destino final sería perecer de hambre, estaba seguro de ello. Sabía que algunos se habían vuelto locos en circunstancias como esta, pero no acabaría yo así. Yo solo era el causante de mi desgracia: me había separado del grupo de visitantes sin que el guía lo advirtiera; y, después de vagar durante una hora aproximadamente por las galerías prohibidas de la caverna, me encontré incapaz de volver atrás por los mismos vericuetos tortuosos que había seguido desde que abandoné a mis compañeros.
Mi antorcha comenzaba a expirar, pronto estaría envuelto en la negrura total y casi palpable de las entrañas de la tierra. Mientras me encontraba bajo la luz poco firme y evanescente, medité sobre las circunstancias exactas en las que se produciría mi próximo fin. Recordé los relatos que había escuchado sobre la colonia de tuberculosos que establecieron su residencia en estas grutas titánicas, por ver de encontrar la salud en el aire sano, al parecer, del mundo subterráneo, cuya temperatura era uniforme, para su atmósfera e impregnado su ámbito de una apacible quietud; en vez de la salud, habían encontrado una muerte extraña y horrible. Yo había visto las tristes ruinas de sus viviendas defectuosamente construidas, al pasar junto a ellas con el grupo; y me había preguntado qué clase de influencia ejercía sobre alguien tan sano y vigoroso como yo una estancia prolongada en esta caverna inmensa y silenciosa. Y ahora, me dije con lóbrego humor, había llegado mi oportunidad de comprobarlo; si es que la necesidad de alimentos no apresuraba con demasiada rapidez mi salida de este mundo.
Resolví no dejar piedra sin remover, ni desdeñar ningún medio posible de escape, en tanto que se desvanecían en la oscuridad los últimos rayos espasmódicos de mi antorcha; de modo que -apelando a toda la fuerza de mis pulmones- proferí una serie de gritos fuertes, con la esperanza de que mi clamor atrajese la atención del guía. Sin embargo, pensé mientras gritaba que mis llamadas no tenían objeto y que mi voz -aunque magnificada y reflejada por los innumerables muros del negro laberinto que me rodeaba- no alcanzaría más oídos que los míos propios.
Al mismo tiempo, sin embargo, mi atención quedó fijada con un sobresalto al imaginar que escuchaba el suave ruido de pasos aproximándose sobre el rocoso pavimento de la caverna.
¿Estaba a punto de recuperar tan pronto la libertad? ¿Habrían sido entonces vanas todas mis horribles aprensiones? ¿Se habría dado cuenta el guía de mi ausencia no autorizada del grupo y seguiría mi rastro por el laberinto de piedra caliza? Alentado por estas preguntas jubilosas que afloraban en mi imaginación, me hallaba dispuesto a renovar mis gritos con objeto de ser descubierto lo antes posible, cuando, en un instante, mi deleite se convirtió en horror a medida que escuchaba: mi oído, que siempre había sido agudo, y que estaba ahora mucho más agudizado por el completo silencio de la caverna, trajo a mi confusa mente la noción temible e inesperada de que tales pasos no eran los que correspondían a ningún ser humano mortal. Los pasos del guía, que llevaba botas, hubieran sonado en la quietud ultraterrena de aquella región subterránea como una serie de golpes agudos e incisivos. Estos impactos, sin embargo, eran blandos y cautelosos, como producidos por las garras de un felino. Además, al escuchar con atención me pareció distinguir las pisadas de cuatro patas, en lugar de dos pies.
Quedé entonces convencido de que mis gritos habían despertado y atraído a alguna bestia feroz, quizás a un puma que se hubiera extraviado accidentalmente en el interior de la caverna. Consideré que era posible que el Todopoderoso hubiese elegido para mí una muerte más rápida y piadosa que la que me sobrevendría por hambre; sin embargo, el instinto de conservación, que nunca duerme del todo, se agitó en mi seno; y aunque el escapar del peligro que se aproximaba no serviría sino para preservarme para un fin más duro y prolongado, determiné a pesar de todo vender mi vida lo más cara posible. Por muy extraño que pueda parecer, no podía mi mente atribuir al visitante intenciones que no fueran hostiles. Por consiguiente, me quedé muy quieto, con la esperanza de que la bestia -al no escuchar ningún sonido que le sirviera de guía- perdiese el rumbo, como me había sucedido a mí, y pasase de largo a mi lado. Pero no estaba destinada esta esperanza a realizarse: los extraños pasos avanzaban sin titubear, era evidente que el animal sentía mi olor, que sin duda podía seguirse desde una gran distancia en una atmósfera como la caverna, libre por completo de otros efluvios que pudieran distraerlo.
Me di cuenta, por tanto, de que debía estar armado para defenderme de un misterioso e invisible ataque en la oscuridad y tanteé a mi alrededor en busca de los mayores entre los fragmentos de roca que estaban esparcidos por todas partes en el suelo de la caverna, y tomando uno en cada mano para su uso inmediato, esperé con resignación el resultado inevitable. Mientras tanto, las horrendas pisadas de las zarpas se aproximaban. En verdad, era extraña en exceso la conducta de aquella criatura. La mayor parte del tiempo, las pisadas parecían ser las de un cuadrúpedo que caminase con una singular falta de concordancia entre las patas anteriores y posteriores, pero -a intervalos breves y frecuentes- me parecía que tan solo dos patas realizaban el proceso de locomoción. Me preguntaba cuál sería la especie de animal que iba a enfrentarse conmigo; debía tratarse, pensé, de alguna bestia desafortunada que había pagado la curiosidad que la llevó a investigar una de las entradas de la temible gruta con un confinamiento de por vida en sus recintos interminables. Sin duda le servirían de alimento los peces ciegos, murciélagos y ratas de la caverna, así como alguno de los peces que son arrastrados a su interior cada crecida del Río Verde, que comunica de cierta manera oculta con las aguas subterráneas. Ocupé mi terrible vigilia con grotescas conjeturas sobre las alteraciones que podría haber producido la vida en la caverna sobre la estructura física del animal; recordaba la terrible apariencia que atribuía la tradición local a los tuberculosos que allí murieron tras una larga residencia en las profundidades. Entonces recordé con sobresalto que, aunque llegase a abatir a mi antagonista, nunca contemplaría su forma, ya que mi antorcha se había extinguido hacía tiempo y yo estaba por completo desprovisto de fósforos. La tensión de mi mente se hizo entonces tremenda. Mi fantasía dislocada hizo surgir formas terribles y terroríficas de la siniestra oscuridad que me rodeaba y que parecía verdaderamente apretarse en torno de mi cuerpo. Parecía yo a punto de dejar escapar un agudo grito, pero, aunque hubiese sido lo bastante irresponsable para hacer tal cosa, a duras penas habría respondido mi voz. Estaba petrificado, enraizado al lugar en donde me encontraba. Dudaba que pudiera mi mano derecha lanzar el proyectil a la cosa que se acercaba, cuando llegase el momento crucial. Ahora el decidido “pat, pat” de las pisadas estaba casi al alcance de la mano; luego, muy cerca. Podía escuchar la trabajosa respiración del animal y, aunque estaba paralizado por el terror, comprendí que debía de haber recorrido una distancia considerable y que estaba correspondientemente fatigado. De pronto se rompió el hechizo; mi mano, que mi sentido del oído -siempre digno de confianza- lanzó con todas sus fuerzas la piedra afilada hacia el punto en la oscuridad de donde procedía la fuerte respiración, y puedo informar con alegría que casi alcanzó su objetivo: escuché cómo la cosa saltaba y volvía a caer a cierta distancia; allí pareció detenerse.
Después de reajustar la puntería, descargué el segundo proyectil, con mayor efectividad esta vez; escuché caer la criatura, vencida por completo, y permaneció yaciente e inmóvil. Casi agobiado por el alivio que me invadió, me apoyé en la pared. La respiración de la bestia se seguía oyendo, en forma de jadeantes y pesadas inhalaciones y exhalaciones; deduje de ello que no había hecho más que herirla. Y entonces perdí todo deseo de examinarla. Al fin, un miedo supersticioso, irracional, se había manifestado en mi cerebro, y no me acerqué al cuerpo ni continué arrojándole piedras para completar la extinción de su vida. En lugar de esto, corrí a toda velocidad en lo que era -tan aproximadamente como pude juzgarlo en mi condición de frenesí- la dirección por la que había llegado hasta allí. De pronto escuché un sonido, o más bien una sucesión regular de sonidos. Al momento siguiente se habían convertido en una serie de agudos chasquidos metálicos. Esta vez no había duda: era el guía. Entonces grité, aullé, reí incluso de alegría al contemplar en el techo abovedado el débil fulgor que sabía era la luz reflejada de una antorcha que se acercaba. Corrí al encuentro del resplandor y, antes de que pudiese comprender por completo lo que había ocurrido, estaba postrado a los pies del guía y besaba sus botas mientras balbuceaba -a despecho de la orgullosa reserva que es habitual en mí- explicaciones sin sentido, como un idiota. Contaba con frenesí mi terrible historia; y, al mismo tiempo, abrumaba a quien me escuchaba con protestas de gratitud. Volví por último a algo parecido a mi estado normal de conciencia. El guía había advertido mi ausencia al regresar el grupo a la entrada de la caverna y -guiado por su propio sentido intuitivo de la orientación- se había dedicado a explorar a conciencia los pasadizos laterales que se extendían más allá del lugar en el que había hablado conmigo por última vez; y localizó mi posición tras una búsqueda de más de tres horas.
Después de que hubo relatado esto, yo, envalentonado por su antorcha y por su compañía, empecé a reflexionar sobre la extraña bestia a la que había herido a poca distancia de allí, en la oscuridad, y sugerí que averiguásemos, con la ayuda de la antorcha, qué clase de criatura había sido mi víctima. Por consiguiente volví sobre mis pasos, hasta el escenario de la terrible experiencia. Pronto descubrimos en el suelo un objeto blanco, más blanco incluso que la reluciente piedra caliza. Nos acercamos con cautela y dejamos escapar una simultánea exclamación de asombro. Porque éste era el más extraño de todos los monstruos extranaturales que cada uno de nosotros dos hubiera contemplado en la vida. Resultó tratarse de un mono antropoide de grandes proporciones, escapado quizás de algún zoológico ambulante: su pelaje era blanco como la nieve, cosa que sin duda se debía a la calcinadora acción de una larga permanencia en el interior de los negros confines de las cavernas; y era también sorprendentemente escaso, y estaba ausente en casi todo el cuerpo, salvo de la cabeza; era allí abundante y tan largo que caía en profusión sobre los hombros. Tenía la cara vuelta del lado opuesto a donde estábamos, y la criatura yacía casi directamente sobre ella. La inclinación de los miembros era singular, aunque explicaba la alternancia en su uso que yo había advertido antes, por lo que la bestia avanzaba a veces a cuatro patas, y otras en sólo dos. De las puntas de sus dedos se extendían uñas largas, como de rata. Los pies no eran prensiles, hecho que atribuí a la larga residencia en la caverna que, como ya he dicho antes, parecía también la causa evidente de su blancura total y casi ultraterrena, tan característica de toda su anatomía. Parecía carecer de cola.
La respiración se había debilitado mucho, y el guía sacó su pistola con la clara intención de despachar a la criatura, cuando de súbito un sonido que ésta emitió hizo que el arma se le cayera de las manos sin ser usada. Resulta difícil describir la naturaleza de tal sonido. No tenía el tono normal de cualquier especie conocida de simios, y me pregunté si su cualidad extranatural no sería resultado de un silencio completo y continuado por largo tiempo, roto por la sensación de llegada de luz, que la bestia no debía de haber visto desde que entró por vez primera en la caverna. El sonido, que intentaré describir como una especie de parloteo en tono profundo, continuó débilmente.
Al mismo tiempo, un fugaz espasmo de energía pareció conmover el cuerpo del animal. Las garras hicieron un movimiento convulsivo, y los miembros se contrajeron. Con una convulsión del cuerpo rodó sobre sí mismo, de modo que la cara quedó vuelta hacia nosotros. Quedé por un momento tan petrificado de espanto por los ojos de esta manera revelados que no me apercibí de nada más. Eran negros aquellos ojos; de una negrura profunda en horrible contraste con la piel y el cabello de nívea blancura. Como los de las otras especies cavernícolas, estaban profundamente hundidos en sus órbitas y por completo desprovistos de iris. Cuando miré con mayor atención, vi que estaban enclavados en un rostro menos prognático que el de los monos corrientes, e infinitamente menos velludo. La nariz era prominente. Mientras contemplábamos la enigmática visión que se representaba a nuestros ojos, los gruesos labios se abrieron y varios sonidos emanaron de ellos, tras lo cual la cosa se sumió en el descanso de la muerte.
El guía se aferró a la manga de mi chaqueta y tembló con tal violencia que la luz se estremeció convulsivamente, proyectando en la pared fantasmagóricas sombras en movimiento.
Yo no me moví; me había quedado rígido, con los ojos llenos de horror, fijos en el suelo delante de mí.
El miedo me abandonó, y en su lugar se sucedieron los sentimientos de asombro, compasión y respeto; los sonidos que murmuró la criatura abatida que yacía entre las rocas calizas nos revelaron la tremenda verdad: la criatura que yo había matado, la extraña bestia de la cueva maldita, era -o había sido alguna vez- ¡¡¡UN HOMBRE!!!